Se acuerdan que hace dos semanas les
platiqué que me iba a Vancouver. Bueno, pues no me fui; o sea, ya me fui, pero
no cuando lo tenía planeado. Mi viaje se retrasó por un error en mis documentos
y todo estuvo muy o-g-t. Por eso, queridos lectores de Mexipop City, tengan
cuidado con lo que desean.
Como les platicaba en el post en donde me
despedía de mi querida Ciudad de México, mi viaje a Vancouver estuvo lleno de
dudas. No fue sino hasta el último par de semanas antes de irme que realmente
asumí y agradecí lo que estaba haciendo;
pero el resto del tiempo, me la pasé diciendo “No me quiero ir”. Sí, no me
quería ir porque hubiera deseado tener mejores oportunidades en mi país, porque
quería que las cosas fueran tan fáciles para mí como veía que eran para mis
amigos y/o conocidos, porque estoy apostando todo lo que tengo, porque tengo
miedo…
Tenía planeado mi viaje para el 1 de
septiembre. Ya saben, llegué al aeropuerto al típico vuelo de las 5 am y, al hacer mi check in, mi VISA canadiense tenía un error ¡y
que me retachan! No les miento cuando les digo que ha sido uno de los momentos
más difíciles que he vivido. No sabía si iba a poder solucionar las cosas a
tiempo, tuve mucho miedo de perder el diplomado que hoy mismo empiezo pero,
sobre todo, me dolió pensar que mi deseo se podía hacer realidad. Tanto repetí
que no me quería ir, que ahora era muy probable que no me fuera.
No me quedó otra más que mantener la
cabeza en alto, arreglar los documentos con carácter de urgencia, seguir
trabajando en México tanto como pudiera para recuperar mis gastos y tener
paciencia. Esperar. Siete días después, el jueves pasado, mis documentos
quedaron en orden, busqué el vuelo más inmediato y el sábado en la noche llegué
a Vancouver.
Ese jueves fue mágico. Sentí una
tranquilidad y una felicidad inmediata al saber que mi viaje no estaba perdido.
Y claro que he aprendido mi lección: muchas veces tenemos miedo de hacer las
cosas y movernos de nuestra zona de confort, no pasa nada; somos humanos y
estamos vivos, se vale temer ante la incertidumbre. Pero lo que sí es cierto,
es que una vez que tomamos la decisión de hacer tal o cual cosa, debemos dejar toda nuestra pasión y nuestra energía en esa
apuesta, y asumirlo con una sonrisa y mucho amor. Ese jueves me sentí completamente FELIZ; de alguna
manera tuvieron que suceder así las cosas para que yo estuviera lista mental y
emocionalmente para viajar.
Pero las lecciones, queridos lectores de
Mexipopo City, no tienen por qué aprenderse a putazos (como he estado yo
aprendiendo todas mis lecciones). Las cosas sí pueden ser más fáciles si nos
concentramos en el aquí y el ahora; evitemos que el pasado nos siga acechando y
dejemos de angustiarnos por el futuro. ¡Estamos vivos! Vivamos nuestro presente
porque es el único momento que tenemos.
Les quiero compartir un pensamiento del
Sistema Isha que me ayudó a sentirme mejor estos días, espero que cuando pasen
un momento difícil, también les ayude a ustedes. Lo único que tienen que hacer
es repetirlo en su mente, no como un mantra, sino sintiéndolo desde su corazón: alabanza al amor por este momento en su perfección. O, como siempre les repito:
todo lo que nos pasa es lo que mejor que puede pasarnos.
¡Sonrían!
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