La realidad es que a veces uno se cansa y necesita salir un rato de la ciudad. La playa, el mar, la alberca y los aquaerobics son una excelente opción para purificar el pathos. Pero la realidad es que la Ciudad de México siempre llama de nuevo; imposible no añorarla, imposible no regresar.
Y es que hay cosas que sólo te pueden ocurrir en la Ciudad de México.
A diferencia de otros lugares, aquí nunca tendrás que preocuparte por dónde estacionar tu coche. Esas vueltas y vueltas por calles estrechas, no ¡jamás! Puedes tener la seguridad de que en la Ciudad de México siempre habrá un estacionamiento público cerca del lugar al que vas, o, si estás dispuesta a pagar una cantidad exorbitante, puedes dejarlo en el Valet Parking del lugar en cuestión. Pero la realidad es que en esta ciudad el fulano del Valet abrirá la cajuela de tu coche, ¿para qué? Le has dicho que no dejas nada de valor salvo unos discos y unos flats para cambiarte los tacones. Pues bien, cuando vas de regreso con tus amigos y ves la luz en tu tablero que indica “Puerta abierta”, tienes que abrir tus cuatro puertas y cerrarlas con fuerza (sin detenerte, eso no, jamás) para cerciorarte de que nadie vaya a salir volando en plena vía rápida. Pero la luz del tablero no desaparece. No, pues es la cajuela que no sólo han abierto los del Valet para ver qué se enjaretan, sino que no la han cerrado bien. Y la realidad es que sólo en esta ciudad se va a cerrar sola, de sopetón, cuando pases por un bache que el gobierno jamás tapará.
Bienvenida de nuevo a la Ciudad de México.
2 comentarios:
Eres como un Oscar Mario Beteta pero version niña fresa. Tus reseñas rayan en la frivolidad pero de algo estoy seguro, tienes muchísimo mas en la pluma que aportar. Se que existes desde hace mucho tiempo pero nunca me imagine que pudieras ser artifice de este tipo de textos, te felicito. Esfuérzate y se que algun día me firmarás tu best seller.
Gracias =)
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