De hipérbatos y oxímoros

A mi hermana (para que entienda la banalidad)

Llega un momento en la vida en que nada parece satisfacerte. Cuando ya leíste a Quevedo no hay algo en Stephen King que parezca extraordinario. Cuando ya entendiste a Sor Juana Inés de la Cruz una novela de intriga palaciega ya no es interesante. Cuando Góngora es más divertido que un cuento de realismo mágico y, lo que es peor, cuando Agudeza y arte de ingenio de Gracián se vuelve tu lectura de entretenimiento, créeme, es momento de que salgas a divertirte y dejes atrás los hipérbatos y oxímoros.

Afortunadamente, en la Ciudad de México siempre habrá algo que te pueda satisfacer y llene tus expectativas.

Si te da nostalgia abandonar el barroco y el siglo XVII, lánzate al Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, a tan sólo 30 min. de la ciudad. Una vez que hayas recorrido el museo y el claustro puedes disfrutar de una rica y típica comida mexicana en cualquiera de los restaurantes apostados en el parque.

Si el Siglo de Oro ya te tiene hasta el full pero se te antoja asistir a un evento cultural, este 14 de diciembre se estrena el Cascanueces en el Auditorio Nacional. Al salir puedes ir a cenar, o bien, sólo a tomarte un trago en el Hard Rock Café.

Si de plano quieres drenar tu cerebro, lánzate al Pre by Love en Masaryk no. 169, donde puedes ir a copear, platicar y bailar con tus amigos. Incluso puede que te encuentres a Alejandra Guzmán y te niegue una foto. Así te olvidarás definitivamente del lenguaje barroco y su correlación artificiosa de objetos.