Vivo polos opuestos: me gusta la literatura del Siglo de Oro y mi tesis de licenciatura la escribí sobre el concepto del amor profano en la poesía de Sor Juana... Pero también me gusta la vida banal de la Ciudad de México (y del mundo) y siempre he trabajado en revistas pop de moda y belleza. Y como yo, este blog también es bipolar y en él podrás enterarte de todo un poco...
“Asco. Quizá era lo que sentía Alexei Ivanonich por toda la gente de la que se rodeaba, por Polina incluso. Asco mezclado con la arrogancia de creerse ese “hombre extraordinario”, mismo que encontramos un año antes en Raskolnikov, aunque menos descarado, menos pasivo y ciertamente más extraordinario. ¿Qué pensarían, cualquiera de estos hombres, de ti? Con una mueca de lástima te recorrerían de arriba a abajo y de abajo hacia arriba; aquél se seguiría de largo, con embrollos en la mente; éste, ¿pensaría en matarte? Quizá. Tan bajo, tan vil; tan inseguro, tan arrogante, tan inmaduro. Sí, sí dan ganas de, con aquella misma hacha con la que mató a la usurera, acabar con tu vida. Qué arrogancia la tuya la de creerte bello. Qué arrogancia la de creerte inteligente. Qué arrogancia la de creerte poderoso, cuando no eres más que manipulador. Te conozco tan bien que no me sorprende que te sonrojes por dentro porque sabes que yo sé lo pequeño que eres detrás de esa pose, por eso me sorprende que intentes engañarme. Tan pequeño, tan frágil. Sí, sí me das asco, y hasta creo que un poco de lástima... algunas veces, incluso, me das risa.”
Si esta semana tienes flojerita de salir y andar como zombie todo el día, enciérrate en tu casa y lee. Te recomiendo aaaampliamente Crimen y castigo o El jugador de Dostoievsky.
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