"Bajo la sonrisa se oculta el bostezo de aburrimiento, la maldición bajo la alegría,
el hastío bajo el placer, y los más sabrosos besos sólo dejan en la boca
el anhelo irrealizable de una más alquitarada voluptuosidad."
Argumento
Madame Bovary cuenta la historia de Emma, una joven hermosa que contrae matrimonio con Charles Bovary, un doctor cuya vida se desarrolla en la medianía. Emma comienza a sentir frustración por la monotonía de su vida; Charles le da todo, pero ella quiere algo más. En esta búsqueda, se entrega a placeres banales como la moda, la vida social y los arrebatos del cuerpo. No quiero contarles más, pero quiero hacer hincapié en esta última parte porque lo que podría parecer una simple historia de costumbres y adulterio, se convierte en realidad en la historia de las pasiones del ser humano.
¿Quieren leerme intenseando? Ahí les va...
Mucho tiempo de mi vida pensé que la metáfora que cuenta El Señor de los Anillos a través del personaje de Gollum describía a la perfección la naturaleza humana que se corrompe fácilmente ante el poder. "Todos somos Gollum" había sido el lema de mi vida (seguro que muchos de ustedes me escucharon alguna vez decirlo), y estaba convencida de que así era cada que veía aquí y allá a las personas caer en dicha conducta... o por lo menos eso pensaba, porque tras haber terminado Madame Bovary me di cuenta que, en realidad, estaba algo equivocada. Gollum, sí, se corrompe ante la posesión, y aunque tiene momentos de duda en su dicotomía Gollum/Smeagol, finalmente no se arrepiente de la "felicidad" que el anillo (el poder, la posesión) le han dado. Emma Bovary transita un camino parecido al de Gollum, la diferencia es que la culpa y el arrepentimiento determinarán su final. En fin, decir que "Todos somos Gollum" era tener muy en alto al ser humano, era pensar que estaba más allá del bien y del mal.
Santa Teresa, en Las moradas, habla de la importancia de ignorar los arrebatos del cuerpo para lograr la ascención del alma. La De Bovary ignora por completo una cosa por otra pero no sin la necesidad de hincarse ante un confesionario. Entonces, todos somos Madame Bovary.
¿Qué habrá querido decir Flaubert? No lo sé de cierto, lo cierto es que Madame Bovary ha cambiado los paradigmas morales en los que había estado viviendo, por lo menos, los últimos 10 años. Si a ustedes esto ni les viene ni les va, les puedo asegurar que la novela vale la pena simplemente por la escritura de Flaubert, que les abrirá las puertas a la Francia del siglo XIX con lujo de detalle, con un estilo exacto rico en imágenes; pocos escritores logran pintar un cuadro como lo hace Flaubert. La narración, por su parte, aunque puede parecer interrumpida por estas detalladas descripciones, nunca pierde intensidad, mantiene al lector en un altibajo de emociones que, al final, tras cerrar el libro por última vez, tendrá necesidad de detenerse a pensar un poco, "Wow, ¿qué ha pasado?"
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