"Eso llevaba la cara de todos, además de las otras con las que había
aterrorizado y matado…
Y la idea de que Eso pudiera ser ellos mismos era la peor de
todas."
Siempre he sido muy fan del género de terror en cine
y, por lo mismo, es frecuente que me decepcione. Pero cuando vi Eso, hace
aproximadamente 6 años, quedé satisfecha, por primera vez una película de
terror* cumplía con su cometido.
Más adelante, un profe de la uni me recomendó leer
Christine, asegurando que Stephen King era un gran escritor. Tenía que creerle
a un Doctor en Letras. Leí Christine y supe a qué se refería. Stephen King es,
en verdad, un gran escritor, ya que no importa realmente lo que está contando,
sino cómo lo está contando. La forma por el fondo. Quedé sorprendida y
fascinada. Así que después compré Eso y lo leí. No me cabe la menor duda de que
estuve ante la obra maestra de Stephen King. Temo no poder poner en palabras la
maravilla que es este libro. Pero lo intentaré:
Eso cuenta la historia de 6 personajes que se enfrentan
a un fenómeno desconocido que mata niños en la pequeña ciudad de Derry. Cada
personaje está perfectamente cuidado, tiene una personalidad bien definida y
clave para jugar un papel específico en el microcosmos del relato. Los
personajes antagónicos, que no son precisamente Eso, también tienen una
historia completa. Los personajes que forman parte de subrelatos también tienen
una razón de ser. Nada en Eso ha sido puesto al azar. Derry misma, la ciudad,
es un personaje. Y todos tienen una historia trágica y
terrorífica que converge en Eso.
¿En dónde está la maestría de Stephen King?
Nuevamente, en la forma. Quizá la historia en sí misma parece simple, pero la
manera de contarla es sublime.
Stephen King refleja su teoría literaria en Bill
Denbrough, el personaje principal que al crecer se convierte en escritor de
novelas de terror. Denbrough afirma que en sus novelas no hay nada de “socio
algo”, sino que cuenta algo sólo por contarlo. Y es esa justamente la brillantez de King, su narrativa.
Desde la primera palabra hasta la última, King
mantiene el suspenso y no exagero al decir que cambia tu vida durante el tiempo que tardas en leer el texto. Como ya mencioné antes, cada personaje, cada
hecho, juegan un papel importante, y en ese sentido el libro todo te mantiene
al borde de la paranoia.
King usa diferentes voces para narrar Eso. La del
narrador principal, en tercera persona, que explora a cada personaje cuando son
niños, pero también cuando son adultos. En un momento llegamos incluso a leer
una voz introspectiva, la del mismo Eso. Pero son los Interludios los que me
han parecido especialmente sublimes. Los narra la voz de Mike Hanlon, otro de
los personajes centrales, y se trata de su voz en primera persona, consciente y
adulta. Y es eso justamente lo que hace de los Interludios particularmente
terroríficos, la conciencia y la cuasi certeza de lo que realmente está
sucediendo en Derry. Hay una voz más, una voz histórica dentro de la narración
principal que cuenta hechos ocurridos en Derry que dan verosimilitud al relato
y confirman la antigüedad de Eso; hechos terroríficos llevados a cabo por la
mano del hombre con la sospecha de que Eso actúa detrás. Es decir, el terror se
extiende del fenómeno al ser humano, que lo perpetra con su propia mano.
No quiero arruinarles su lectura con spoilers, pero
debo decirles que King nunca decepciona. La explicación de la llegada e
identidad de Eso es simplemente extraordinaria. El final, del que al principio
dudé un poco, también cumple con un equilibrio perfecto. Cuando sentí una
extraña paz en mi interior después de haber terminado el texto, me di cuenta
que no podía ser de otra manera.
Un tío me pregunto si leer a Stephen King no ofendía
mi “intelecto”, ya saben, por aquello de la carrera en Letras. Le dije que no,
y ahora lo confirmo y lo sostengo. No hace falta ser un escritor de academia, o
escribir en oxímoros para ser un gran escritor. Stephen King es un maestro del
terror y les aseguro que no se arrepentirán de leer cualquiera de sus obras. Pero
Eso, Eso en particular, es sublime.
*No confundamos el terror con el suspenso.
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