¿Se acuerdan
cuando les platiqué que había dejado atrás a mi ex? Bueno, eso es verdad… Pero esta
semana me di cuenta que, con respecto al amor en general, sí estoy ardida.
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Hace exactamente
un año, mi ex y yo estábamos planeando un viaje a Europa para este verano u
otoño. Queríamos irnos a Holanda, Bélgica y Alemania a atascarnos de cerveza oscura, sustancias y salchichas
grises. Resultó que mi hermana y mi cuñado también querían cruzar el charco,
así que se nos ocurrió la idea de viajar juntos. Luego pasó lo que pasó y mi
plan valió madres, pero el de mi hermana y mi cuñado no. Así que ahora me tengo
que chutar sus pláticas al respecto y, lo confieso, ¡no lo soporto! ¡Me arde!
Claro que me da gusto que ellos estén felices y vayan a viajar y bla bla bla,
pero no puedo evitar pensar: ese viaje era mío y de mi novio… bueno, ex. A
cambio, yo el único viaje que tengo planeado es a las obras de Francis Alÿs
mientras escucho el Consolers of the
lonely de The Raconteurs que
acabo de bajar.
¿Saben qué otra
cosa no soporto? Las platicas de diamantes y bodas. En realidad los diamantes y
las bodas no me importan, yo no me quiero casar; pero como les he contado
tantas veces, sí quiero enamorarme, que alguien se enamore de mí y vivir en
pareja. Las pedidas de mano y las bodas que se me vienen encima sólo me
recuerdan que conmigo, por lo menos alguien, NO se quiso casar. No me arden,
como el viaje, porque no es algo que yo quiera hacer, pero me aterra la idea de
chutarme la cursilería y la miel de los demás. ¿Qué tan ogete me están leyendo?
Sí, no hay nada más hermoso que ver a tus seres queridos, familiares o amigos,
felices y en plenitud, enamorados y decididos a unir su vida con una persona.
Pero maldita sea, estoy viviendo un momento de desencanto en que, se los juro y
se los confieso, lectores de Mexipop
City, me quiero ir a vivir a otro país en lo que mis amigos se casan.
Luego me acuerdo
que si me mudo de país no podré seguir escribiendo acerca de la maravillosa
Ciudad de México y se me pasa. También me acuerdo que esto es sólo una etapa y
que va a pasar. Y que tan pronto como lo decida puedo viajar a los Países
Bajos; afortunadamente, tengo el dinero, el tiempo, no dependo de nadie y la
decisión es sólo mía. ¡Aaaaah! Pero a veces uno sólo quiere autoflagelarse
cuando, en realidad, todo está bien. ¿O qué opinan?
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