¿Se acuerdan de
las Crónicas… en donde les platicaba las señales que indican que ya olvidaste al
ex? Entre ellas está cuando un cuate te gusta… Felicidades a mí, ¡yo ya estoy
del otro lado! Pero ¡mucho ojo! Presta mucha atención en quién te fijas.
El domingo platicaba con dos amigas sobre lo difícil que es que nos guste un cuate. Caímos en la cuenta de que ninguna somos superficiales, porque no nos fijamos en el físico, sino en que podamos sostener una conversación intensa y profunda sobre esas cosas que nos apasionan. Un ejemplo que pusimos en la mesa fue el arte: ¡qué padre encontrar a alguien con quien ir a una feria de libros, a un edificio histórico o a una exposición en un museo! Bueno, qué padre hasta comentar el último álbum de Blur con él.
Entonces les
platiqué a mis amigas mi fatídica experiencia que comparto ahora con ustedes: a
mí me gusta un cuate. Tenemos una amistad incipiente que ahí va, y a fuerza de
la convivencia, empezó a gustarme que puedo, de hecho, platicar con él; no sé
si me aguante hablando de La Respuesta a
Sor Filotea de Sor Juana Inés de la Cruz o me
ayude a entender el Ulises de James Joyce (de ser así, probablemente
ya estaría enamorada), pero las dos-tres veces que hemos platicado, me he dado
cuenta que, básicamente, puedo pasar el tiempo con él sin aburrirme. ¡Maldita
sea! Fuck fuck fuck… porque saben
qué… el fulano en cuestión ¡tiene novia! Y mis amigas entonces me platicaron
también su fatídica historia: a una de ellas también le gusta un cuate, ¡pero
está casado! Y la otra está enamorada de un cuate, ¡que no quiere con ella! Wtf?!
¿En qué momento
se volvió tan complicado hacer click
con alguien? ¿Y por qué cuando algo hace click
en ti, en él no? Tener química con un hombre es sencillo, basta que sus
feromonas empaten y seguramente terminarán en la cama teniendo buen sexo,
¡bendita química sexual! Pero pasarla bien, tener de qué platicar, tener cosas
en común, ¡y ansiar ver a la otra persona! es ya otro boleto. Otra vez,
¡maldita sea!
Hay tres
lecciones para concluir de esta reflexión, queridas amigas solteras de Mexipop
City:
1. Nunca, NUNCA,
te metas con un hombre casado. Chido que te guste, pero ábrete a la chingada.
2. NUNCA vas a
hacer cambiar a alguien. No te quedes con ese chico pensando que tus encantos
lo van a enamorar algún día; si no quiere, no quiere. Ábrete a la chingada.
3. NUNCA te metas
con un hombre que tiene novia. Forzosamente alguien va a salir lastimado, y si
lo piensas egoístamente, podrías ser tú. Así que ábrete a la chingada… pero
ábrete… ajá… ábrete…
No hay comentarios:
Publicar un comentario