¿Cuántas veces no
he escrito en este espacio sobre el ligue? Y es que de verdad es un tema muy
complejo para mí. Para empezar, hay que seguir ciertas reglas de ligue, como si
se tratara de verdad de un juego de ganar o perder; segundo, hay tips para ligar que parecen coartar nuestra verdadera personalidad; y último, hay razones por las que seguimos solteras que, creo tienen que ver, también con algo de tu nuestro verdadero ser. Pero qué pasa cuando no hay ligue de por medio porque, simplemente, haces
click con una persona.
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No me odien por
andar de cursi, pero como les platiqué en el post anterior, mi corazoncito está
vivo y empiezo a ver las cosas desde otra perspectiva: las reglas del ligue
sólo aplican cuando una de las dos partes ha puesto una negativa de por medio
y, entonces, hay que empezar a ligar. Es decir, cuando ese chico que te gusta
no está realmente interesado en ti y tienes que llevar a cabo ciertos rituales
para que quizá él diga “Bueno, vale”. ¿Pero se han fijado que eso nunca pasa? Cuando
el cuate en cuestión no quiere con nosotras, ¡no quiere con nosotras! Ni
ahorita ni en el futuro. Y las historias que empezamos a inventar en nuestra
mente… bueno, creo que todas hemos estado ahí y saben perfectamente de lo que
estoy hablando. Por eso el ligue es complicado, porque implica romper barreras
que, en primera instancia, no deberían de existir.
El click, por su
parte, implica una conexión instantánea que no necesita de reglas ni de
rituales. Se da, con todos nuestros defectos y todas nuestras virtudes puestos sobre la mesa; y el interés de ambas partes es tan genuino, que no aplica ningún
tipo de “No lo busques hasta que él te busque” o “Déjalo en visto para no
parecer desesperada”. Búscalo, porque lo quieres buscar; y él te responderá, porque
quiere hacerlo. La comunicación es, simplemente, natural.
Sí, obviamente
les estoy hablando de mi caso. Este año que he pasado soltera (¡ya un año!)
estuve abierta a conocer personas, a salir con distintos chicos y la verdad es
que todo siempre fue muy forzado. Yo sabía las cosas que NO tenía que hacer,
como no decir demasiadas groserías y no hablar de que estoy preparada para
sobrevivir el apocalipsis zombie. También fui la cuata que dejaban en visto (ya
saben, dos palomitas azules en el WApp) y a la que dejaban plantada el fin de
semana. Claro, no sólo he sido víctima, también una vez dejé plantado a un
cuate porque preferí darme unas chelas con mi mejor amigo y otra vez salí
huyendo de una cita pidiéndole a una amiga que me rescatara. ¡Juegos de ligue!
El click, en
cambio, no implica dramas, reglas ni rituales. No hay máscaras ni Relaciones Públicas.
La comunicación es natural y fluida. Puedes ser tú mismo porque eso, todo eso que eres, es lo que la otra persona encuentra interesante. ¿Saben que me pasó con el cuate del que les conté la semana pasada? Cuando salió en la conversación el tema de que estoy preparada para
sobrevivir el apocalipsis zombi (!) me dijo que él me podía ayudar
a sobrevivirlo, porque es más fácil sobrevivir en equipo, que solos. Y yo sentí que si no me agarraba de algo, iba a salir flotando.
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