ANAGNÓRISIS

La vida en la ciudad de México es lo máximo, pero hay un precio que pagar: el estrés. Entre semana hay que lidiar con el caos del tráfico. Un recorrido de 10 minutos, lo haces en 1 hora (oh sí, yo lo he monitoreado: de mi casa, a Polanco) y eso, sólo eso, te trae corriendo, corriendo, corriendo. Entonces, ¿cuándo hay tiempo para ti mism@? Nunca, nunca, nunca. Por la mañanas hay que levantarse, bañarse, desayunar e irse a la oficina, hacer el recorrido inimaginable a vuelta de rueda; las horas en la oficna, bueno, no cuentan, no son precisamente tuyas sino de tu trabajo; al salir, hay que irse rápido al gimnasio, quizá esa hora sea la única que tienes para relajar tu mente, pero inmediatamente después vuelves al caos del tráfico para llegar a tu casa ya bien entrada la noche, organizarte un poco y a descansar para empezar la misma rutina al siguiente día ¡uff! Ahora, a eso súmale los problemas de toda la gente, no sólo de la que vive en la ciudad de México: problemas económicos, compromisos laborales, metas que no se ve para cuándo se cumplan, metas que ya no se cumplieron, ser joven, ser bello, ser delgado, vestirse bien, ser responsable pero ser aliviando, quedar bien aquí, quedar bien allá, y además los problemas del corazón ¡CRASH! ¡Es momento de huir!

Si ya no puedes controlar tus impulsos como el enojo, la intolerancia y los drunk dialings, deja de ahorrar para tu futuro viaje a Las Vegas o al Mundial Brasil 2014, deja de gastar en el antro y mejor cómprate un boleto de avión a Beijing, a Chengdu (tras una conexión vía Hong Kong) o a Katmandú, Nepal. De cualquiera de estos tres destinos toma un vuelo a Lhasa, sí, ¡la capital del Tíbet! Necesitarás un permiso especial que te permita entrar. En Lhasa tendrás que contratar un chofer de una camioneta junto con algún grupo de personas que también esté buscando transporte. Esto tiene que ser entre mayo y noviembre, pues en invierno es imposible acceder al campo base del Everest. Ok, ¿y luego? Ahí sí no sé, toca las puertas del monasterio Tashilumpo y pide de rodillas y llorando que por favor te dejan entrar ó.ò Los pasaportes te perimiten estar 6 meses en otro país, así que 6 meses para purificar el pathos no están nada mal. Olvídate de que el sueldo no te alcanza, olvídate de tu parasitismo, olvídate de tu corazón solo…

Pero ¿es momento de huir? Quizá sólo sea momento de encontrar tu centro. Ok, basta de soñar y ¡bendita sea la ciudad de México! Aquí no sólo tenemos el Centro Budista más importante del país, sino que podrás encontrar diferentes tradiciones: chan, zen, tibetano, theravada, indio, tántrico… Cualquiera te ayudará a reencontarte. Haz un tiempo en tu apretada agenda para meditar una hora… respirar una hora, aunque sea una hora…