Si eres una mujer soltera, seguramente has escuchado esa frase más de una vez. Parece un cliché, pero esta semana caí en cuenta de que sí, quizá sí somos solteras porque queremos.
Este año que he
estado soltera he aprendido muchas cosas con respecto a mí, al sexo opuesto y a
las relaciones, pero, sin querer, también me orillé a un estilo de vida tan
solitario, que ahora me cuesta mucho trabajo invitar gente a mi espacio y a mi
agenda. Queridas lectoras solteras de Mexipop City, ¿cuántas de ustedes están
atravesando por esto? Piensen un poco en su estilo de vida y en cuántas cosas
están dispuestas a sacrificar para dejar entrar a un nuevo hombre a ella...
Yo muy pocas. Y me di cuenta
de esto ahora que estoy en Vancouver. Mi hermana lleva viviendo en esta ciudad
unos 8 años; ella y mi cuñado me ofrecieron quedarme en su casa mientras
estudio en BCIT. Pero tengo que confesar que mi estancia ha sido un poco
caótica porque, por primera vez en mucho tiempo, tengo que “adaptarme”. En la
Ciudad de México hago y deshago sin rendirle cuentas a nadie; mi espacio y mi
tiempo son sólo míos. Voy a donde quiero, salgo o
me quedo en casa a placer, como lo que se me antoja en el momento en que se me antoja, escucho sólo mi música, no comparto con nadie mis Sabritas
Adobadas ni mi sillón cuando me siento a ver LO QUE YO QUIERA en la tele. Ahora, en cambio, tengo que compartir, negociar y ceder con mi hermana y mi cuñado. Y
no, no es nada malo, sólo es totalmente ajeno a la vida tan solitaria que he
llevado el último año y sí, me ha costado mucho trabajo.
La pregunta
entonces es: ¿estamos listas para dejar entrar un hombre a nuestras vidas? En el fondo, quizá no, y somos solteras porque queremos, porque celamos nuestro tiempo y defendemos nuestro espacio. Piénsenlo, un hombre nuevo querrá ver otro tipo de películas, querrá escuchar SU música en el
coche, tendrá distintos gustos de comida y una propia agenda a la
que nosotras tendremos que adaptar la nuestra. Con un hombre en tu vida, la
dinámica cambia porque ahora ya no sólo se trata de ti, sino de un convivir en
pareja y, si no estás lista para los cambios, es muy probable que termines
ahuyentando al hombre en cuestión.
Yo sabía que mi
viaje a Canadá implicaría muchos más aprendizajes de lo que vine a estudiar a
la escuela, pero debo confesar que estoy sorprendida con el tema de esta última
lección que el Universo tenía para mí: “Cómo vivir en sociedad” Wow!... Es algo tan básico que me sorprende haberlo olvidado.
En fin, como siempre digo, lo importante es darse cuenta de los errores, aprender y evolucionar. No tiene nada de malo querer estar sola, son épocas de mucho aprendizaje que vale la pena disfrutar y atesorar, pero llega un momento en que hay que derribar nuestras propias barreras, dejar entrar a la gente y sí, estar dispuestas a compartir la comida chatarra y el sillón frente a la tele.
Así que piénsenlo: ¿son solteras porque quieren? ¿están dispuestas a sacrificar su actual estilo de vida?
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