El sábado fui a
una ladie’s night canadiense. Una amiga de mi hermana nos invitó a su depa y
llegaron, además de mi hermana y yo, seis chicas más incluyendo a la
anfitriona. Todas casadas. No solamente con novio, no: CASADAS. TODAS.
No desprecio para
nada mi ladie’s night canadiense ni mucho menos la compañía, pero es increíble
cómo las mujeres casadas no tienen nada qué ver con las solteras. Nada. En
México tengo un par de amigas casadas y otras arrejuntadas y sí, para empezar
es muy difícil verlas y segundo, es verdad que ya tenemos pocas cosas en común.
Las amigas a las que yo veo casi cada fin de semana son a las solteras. Algo
nos une, ¿será solamente la soltería?
Tengo que
confesar que el sábado pasado me llamaban la atención los dedos anulares de todas,
portando gran diamante. Pero también me llamó la atención que entre plática y
plática, el marido es un tema importante de conversación. Otra cosa de la que
me di cuenta es que todas se tomaron tiempo de cocinar y llevar entradas
bastante gourmet para compartir. Y claro, a mitad de la velada, se compartían
las recetas de lo que habían hecho y muy emocionadas quedaron de reunirse de
nuevo para una sesión de cocina. No recuerdo otros temas de conversación porque
me perdía muchas veces pensando “¿Por qué no ponen música?”, o “¿Habrá más
alcohol?” Y finalmente, la cereza del pastel: una vez que el marido de la
anfitriona llegó a la casa, la fiesta se acabó inmediatamente y cada quien
corrió a su casa con su propio marido. ¡Eran las 12 de la noche!
Entonces me di
cuenta lo poco que una mujer casada tiene en común con una soltera. Son clubes
distintos; los códigos y las dinámicas son otros. Cuando les digo que comparto
pocas cosas en común con mis amigas casadas/arrejuntadas es verdad: los temas
de plática cambian y también la perspectiva que se tiene de la vida. Y no pasa
nada, ni uno está bien ni el otro está mal, sólo son distintos; y aunque el
cariño y la amistad sigan siendo los mismos, hay que aceptarlo, nuestro estado
civil nos separa.
Recuerdo las
ladie’s night con mis amigas de México: carcajadas, confesiones, karaoke, mucha
música, más alcohol, frituras con salsa, pizza y amaneceres que nos han
sorprendido más de una vez. La pregunta es: ¿qué va a pasar cuando alguna de
nosotras se case/arrejunte? ¿Se terminaron las reuniones? ¿Tendremos horario
para volver a casa? ¿Dedicaremos más tiempo a la cocina? ¿Nos uniremos al club
de las casadas por default? Lo que es
más, ¿las casadas nos aceptarán en su club?
Si como solteras nos gusta
beber, desvelarnos, atascar música como si no hubiera un mañana y preferimos
pedir pizza en vez de cocinar toda la tarde, ¿somos candidatas para un club de
señoras casadas? ¿O es que actuamos así porque estamos solteras? ¿Será que con
la llegada de un hombre a nuestras vidas, llega también la calma, la templanza,
la sobriedad y las ganas de cocinar? ¿O es la edad? No entiendo nada, que
alguien me explique…
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