La semana pasada me sacaron dos muelas; me quedé encerrada todo el fin de semana y me di cuenta que tenía mucho que no les recomendaba una película para esos días en que uno, simplemente, no puede atascar la Ciudad de México.
Así que he decidido recomendarles Pietà, una película coreana para mentes y estómagos fuertes.
De 2012 y dirigida por Kim Ki-duk, Pietá narra la historia de Kang-Do, un hombre aparentemente frío que trabaja para unos usureros, amenazando y torturando a los deudores. Las escenas son explícitas, el dolor que experimentamos como espectadores no se debe sólo a la tortura física, sino a la desesperación de los deudores por la imposibilidad de pagar pero, además, por el miedo que infunde Kang-Do en ellos: como seguro de pago, su misión es dejarlos inválidos si no cubren su deuda.
En medio de todo este lío de tortura, sangre y desesperación, una mujer aparece en la vida de Kang-Do, dice ser su madre ausente por tantos años. Su relación no es sencilla, el comienzo de la misma es escatológico y violento incluso sexualmente, pero poco a poco se desarrolla hacia un drama psicológico, conmoviendo al protagonista y dando un giro de 180º a sus paradigmas morales. De ahí que el final sea altamente sorprendente.
Cuando la vean, me platican qué les parece en las redes sociales ;)
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